Racing perdió 2 a 1 ante Tigre en el Cilindro de Avellaneda por la quita fecha del Torneo Clausura. Los goles fueron de Adrían Balboa para el local y de Chaco Martinez e Ignacio Russo para la visita. La academia igualó su peor comienzo historíco como local.
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Por Bruno Timonel
Ni el hincha más pesimista podía imaginar este desenlace en el Cilindro. Sobre todo porque la Academia parecía tener controlado el trámite y había empezado a mostrar síntomas de recuperación tras un arranque irregular en el semestre. La realidad es que el equipo de Gustavo Costas volvió a dejar puntos en casa y el mal momento se prolonga, con un registro que lo empareja con uno de los peores inicios como local de toda su historia.
El partido comenzó parejo, con Racing teniendo la pelota pero sin demasiada claridad en los últimos metros. Cuando la primera parte se iba, Tigre golpeó con un bombazo de Adrián Balboa desde afuera del área que se coló contra el ángulo derecho de Arias y silenció a todo Avellaneda en el minuto final de la etapa inicial.
La segunda parte arrancó torcida para el local. A los pocos minutos, Franco Pardo salio expulsado tras revisión del VAR por una falta fuerte que dejó a Racing con diez hombres. Aun así, el equipo empujó con ímpetu más que con juego, buscando llegar al empate, hasta que el juez sancionó penal por una mano dentro del área de Rojas. El Chaco Martínez lo transformó en gol y amplió la ventaja para Tigre.
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Cuando todavía la Academia intentaba asimilar el golpe, Nacho Russo apareció para marcar el segundo en jugada rápida y sentenciar prácticamente la historia. El descuento académico llegó tarde y no alcanzó para torcer un destino ya escrito en el Cilindro. Para colmo, sobre el final Costas y uno de sus ayudantes fueron expulsados por protestas, redondeando una noche caótica.
El 2 a 1 final dejó a Racing inmerso en una crisis deportiva y estadística, igualando su peor inicio como local en torneos de AFA. El murmullo bajó desde las tribunas con bronca e incredulidad, a días apenas de recibir a Peñarol por la Copa Libertadores, un duelo que ahora se convierte en bisagra para levantar cabeza y evitar que la frustración se convierta en pesadilla.
