En una tarde fresca en Mendoza, Godoy Cruz recibió a Vélez por la sexta fecha del Torneo Clausura con la ilusión de hacerse fuerte en casa, pero el equipo de Liniers fue más inteligente, supo capitalizar sus momentos y se llevó un triunfo por 2-0 que lo acomoda en la tabla y deja al Tomba con varias dudas.

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Por Paloma Audano

El encuentro arrancó con un Godoy Cruz protagonista. Presionó en campo rival, intentó asociarse por las bandas y buscó incomodar a la defensa visitante. Sin embargo, la solidez de Vélez en el fondo y la paciencia para esperar su oportunidad terminaron marcando la diferencia. Cuando el partido parecía equilibrado, a los 23 minutos del primer tiempo llegó la apertura del marcador: un centro bajo desde la derecha encontró mal parada a la defensa mendocina y, en su intento por despejar, Mateo Mendoza terminó marcando en contra de su propio arco. El 1-0 descolocó a todo el estadio y cambió el rumbo del juego.

El golpe anímico fue inmediato y, apenas ocho minutos después, Vélez volvió a golpear. Tras una buena combinación en ataque y una recuperación rápida en mitad de cancha, Maher Carrizo encaró hacia el área y definió con jerarquía para el 2-0. En cuestión de diez minutos, el Fortín había liquidado el trámite y dejó a un Tomba desconcertado, sin reacción.

En el segundo tiempo, el local intentó revertir la historia. Movió el banco, se adueñó de la pelota y cargó con centros y remates lejanos. Sin embargo, careció de claridad en los últimos metros y chocó una y otra vez con una defensa firme y un arquero seguro. Vélez, por su parte, apostó al contraataque y estuvo cerca de ampliar la diferencia, aunque falló en la definición.

El final encontró a un Vélez sólido, ordenado y efectivo, que se llevó un triunfo trabajado pero justo. Godoy Cruz, en cambio, deberá recomponerse rápido si quiere pelear arriba: necesita solidez defensiva y más variantes en ataque.